domingo, 15 de mayo de 2011

Escribir

Escribir ahora, acá, pararse, detenerse y meditar
se lleva tan de a tirones con viajar el instante y dejarse llevar
en las cosas nuevas que se exhiben relucientes
falta siempre el techo, el lomo, la bestia, su hilera de dientes.

Porque acecha siempre en los detalles,
se esconde burlona en los bericuetos,
también en los simples giros,
que mejor deslumbran al sujeto

porque si viene en curda y no pregunta,
avanza dando tumbos, arrastrando a su turba,
y a cada paso riega, cual mito ancestral de quimera,
fétidas nubes de encanto y penumbras siniestras,

antes o después llega, viene y cobra presa,
y no es que la conduzcan,
aunque no falte quiénes aduzcan,
que a ésta dama del desencanto
sólo quienes la evocan,
con su talante comulgan.

Y es que todo resplandor acaba en ceguera,
para quien cruza la cerca y bien cerca se quema
y es que la frescura del mar se esfuma
para el que ve el horizonte perdiéndose en la bruma
Y en este rejunte de malandras razones,
que se llevan muy a mi pesar de a tirones,
habrá lugar paras ladinas palabras
con que uno carga siempre y se engaña.
habrá que increparlas de una vez: ¿que tienen para ofrecer?
¿algún disfraz de refrán? ¿alguna verdad universal?
¿deslumbrar con la inmensidad? ¿dar alguna respluesta de diván?
Todas patrañas, ¿para que delirar?
brasa de cigarro y bocanada final
cabe ahí todo el misterio,
todo el misterio que hay,
cenicero, colilla brasa y cristal,
más nada y nada más.

Caracas domingo 15/05/2011

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